viernes, 23 de septiembre de 2011

"NOS DECÍAN QUE LES ECHÁRAMOS AGUA"


"Nos decían que les echáramos agua"

2011-09-23 00
Los muertos aumentaron a ocho, luego de que ayer murieron dos heridos. Testigos del hecho relataron la emergencia. Tragedia.
"Eso explotó duro y cimbró todo esto. Pensamos que los soldados del Batallón de la Esmeralda estaban disparando, pero salía humo. Los trabajadores gritaban, pedían auxilio y nos decían que no los cogiéramos, que les echáramos agua.
"Cuando empezamos a subir a rescatarlos bajaban dos trabajadores desnudos, echaban humo. De donde los cogíamos se les zafaba el pedazo de carne.
"Eso fue como a las 5:10 de la tarde, ya iban a salir de trabajar. Parece que a un señor se le resbaló una caneca con pintura y al hacer contacto con el cable de la energía generó una chispa y explotó. Gritaban quemándose.
"Lo que pasó es inexplicable, le decía un trabajador del lugar a alguien a través de un celular".
Ayer por la mañana la calma y el silencio reinaban en el complejo eléctrico La Esmeralda, de la Central Hidroléctrica de Caldas (Chec), en Chinchiná. A los empleados les prohibieron hablar sobre la emergencia. No se evidenciaban señales de la explosión por fuera del tubo. Se veían canecas de pintura tiradas en los alrededores, guantes quirúrgicos y de uso industrial, extintores y máscaras de oxígeno. En el lugar donde ocurrió la explosión el tubo tiene un orificio para el ingreso. Las luces de las cámaras fotográficas y de televisión permitían ver la superficie tiznada del tubo, cables quemados y unas llaves y la carcasa de un celular derretidos.

Otro testimonio
"Oí una explosión similar a una pipa de gas cuando explosiona. Miré alrededor y vi que salía un compañero prendido en llamas pidiendo auxilio.
"Vi a tres personas dentro del tubo prendidas y pidiendo ayuda. Me sentí impotente frente a la magnitud de la tragedia.
La gente que estaba por fuera pedía extintores y agua para sofocar la llama, mientras que otros luchábamos por rescatar a más personas".
Según el reporte de la Chec, los muertos aumentaron ayer a ocho, luego de que murieron dos de los heridos, que ahora suman siete.

Asumiendo la tragedia
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FOTO | Q'hubo | LA PATRIA
Johan Andrés Barón Grisales, de 13 años, llegó a la entrada de la planta aproximadamente a las 9:00 de la mañana. Unos amigos de su tío, Carlos Arturo Barón, que murió en la explosión, lo acompañaron para reclamar la moto y los papeles de la víctima, pero le pedían los documentos. El padre de Johan se salvó de la explosión porque estaba fuera del tubo y hacía los trámites para el entierro. El joven se marchó con las manos vacías, le dijeron que las pertenencias de su tío estaban cerca al lugar de la explosión y que no podían moverlas hasta que el CTI inspeccionara.
Entre los acompañantes de Johan estaba Jhon Jaime Osorio, de 34 años. Hasta el lunes pasado trabajó en el tubo donde se registró la explosión. Lo trasladaron a pintar a un sector llamado El Infierno. Trabajó al lado de Carlos Arturo y lo describió como un buen compañero al que le gustaba el fútbol y era hincha del Atlético Nacional.
Carlos Arturo era natural de la vereda La Cachucha, de Chinchiná, en donde vivía con su sobrino Johan y su familia.
"Lo recuerdo como una persona honesta", dijo Johan con la voz cortada. El obrero era el mayor de tres hermanos y estaba soltero.

De la incertidumbre a la tristeza
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FOTO | LA PATRIA
La familia de Mario Alejandro Martínez Marulanda, de 27 años no durmió en la noche del miércoles. Primero aguardaron a las afueras del Hospital San Marcos para presionar por información. A eso de las 12:30 de la noche les confirmaron que había muerto.
"¿Quién duerme?, ¿quién come?", se preguntaba Graciela Ospina, tía del joven.
"Era hiperactivo, cansón", recordó Graciela.
Martínez Marulanda llevaba 15 días trabajando en la planta. Estaba contento porque había conseguido trabajo después de probar suerte en la construcción. "Un amigo le dijo que llevara la hoja de vida y el trabajo le salió fácil", aseguró la tía.
"Nos dimos cuenta de la explosión porque las ambulancias pasaban por aquí, estaban como perdidas. La muerte estaba rondando la casa".
Martínez Marulanda, natural de Chinchiná, quería ser Policía. Pensaba hacer los trámites cuando se le terminara el contrato en la planta.

Sin certezas
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FOTO | LA PATRIA
Al mediodía de ayer la familia de Henry Bedoya Moreno, de 42 años, no tenía confirmado si él había muerto en la explosión. Aunque aparecía en la lista de fallecidos, ninguna persona les confirmaba.
María Estela López, esposa de Bedoya Moreno, esperaba noticias de su suegra, quien viajó a Pereira, donde identificarán los cadáveres.
María Estela recordó que el martes anterior a la tragedia, su esposo le recordó especialmente que la quería mucho y que todo iba a ser igual sin importar lo que pasara. Ella sintió el gesto como una despedida.
La relación con el chinchinense le deja dos hijos de 19 y 7 años. "Era muy callado y serio, buen papá y le gustaba mucho jugar billar".
Bedoya Moreno regresó en febrero pasado de España, donde trabajó por tres años en construcción, pero el deseo de estar cerca de su familia fue más fuerte.

No quería trabajar ese día
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Alirio Augusto Largo Guevara, de 25 años, a quien le iban a celebrar el próximo sábado su cumpleaños, murió incinerado. Vivía en unión libre con Astrid Carolina Agudelo y dejó un niño de 13 meses. Llevaba alrededor de un mes trabajando para la empresa de Sandblasting y pinturas. Sus familiares lo definieron como una persona decente, excelente trabajador, sociable y servicial. Dora Luz Agudelo Salazar, suegra del fallecido, dijo que el día de la tragedia les había manifestado que tenía pereza de ir a trabajar, lo que era poco frecuente en él porque amaba el trabajo y era muy responsable.
Una hermana de la víctima contó que él no tenía que trabajar el día de la tragedia, pero que lo llamaron para hacer un remplazo. También relató que él le había manifestado a su familia que quería que lo cremaran cuando muriera.
Quería comprar un computador para sus hijas
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Germán García Montoya, de 39 años, murió ayer en la clínica La Presentación.
Lo que más deseaba era que sus hijos y su esposa salieran adelante. Hace dos meses trabajaba en La Esmeralda y se sentía contento porque ganaba dinero para comprarle un computador a sus dos hijas, de 10 y 17 años. "Él era un padre ejemplar, humilde y cariñoso. Siempre estaba atento a lo que nos pasaba", dijo su hija mientras las lágrimas le corrían por las mejillas.
'Mancho' como le decía su familia de cariño, era oriundo de Pereira (Risaralda), pero siempre vivió en Dosquebradas. Sufrió quemaduras de tercer grado.

La explosión
Las primeras hipótesis de los bomberos de Chinchiná conducen a que se produjo una saturación de gases dentro del tubo, donde estaban pintando.
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FOTOS | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
La explosión se registró en este tubo metálico de 520 metros de longitud cuya función es conducir agua.
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La emergencia se registró en este tramo del tubo, cerca a una de sus entradas.

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Así lucía el lugar donde se produjo la explosión al interior del tubo.

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ESPACIOS CONFINADOS

De acuerdo a las normas Icontec 1461 y 3631 se deben cumplir con una serie de precauciones y aplicaciones de normas de seguridad para trabajos en espacios confinados, como en el que ocurrió el accidente. Los trabajos en espacios confinados, implican la potencialidad de diferentes riesgos como son atmósferas peligrosas por falta de oxígeno, concentración de contaminantes superior a los valores límite permisibles y/o presencia de sustancias explosivas dentro de los límites de inflamabilidad. Ingresar a un espacio confinado sin aplicar un procedimiento seguro y normatizado, puede ocasionar asfixia, afecciones de las vías respiratorias, desmayos, muerte y/o explosión. Para lo cual se deben tener en cuenta estos principios: El Principio de la Seguridad Integrada: Es concebir la seguridad intrínseca e inherente a todas las modalidades de trabajo, cuya aplicación se asume como responsabilidad para su aplicación por todo el personal, por lo tanto se asume en todos los niveles de la organización. Principio de Participación: La colaboración solidaria de todo el personal en el cumplimiento de los procedimientos y normas, garantiza el trabajo seguro en los espacios confinados. Principio de Reconocimiento: Consiste en resaltar por la Dirección la contribución que realizan los operarios para el mejoramiento de la seguridad en las labores en espacios confinados. Principio de la Comunicación: Todos aquellos que intervengan en las labores en espacios confinados deben obtener y emitir toda la información necesaria a través de los medios de comunicación establecidos en la empresa para asegurar su aplicación correcta. Principio de la Reiteración: La motivación y la información se debe dar por todos los medios posibles para mantener presente la aplicación de los procedimientos y actitudes protectoras en las labores en los espacios confinados. Principio del Control de Riesgo: En la medida de lo posible siempre se aplicarán las técnicas, procesos y programas que permitan la reducción de los riesgos que puedan generar perdidas de todo tipo, o accidentes en las labores realizadas en los espacios confinados. Existen una gran cantidad de normas a seguir para éste tipo de actividades, las cuales se deben seguir una a una para evitar accidentes de este tipo. LA INTERVENTORÍA ES FUNDAMENTAL PARA HÁCERLE SEGUIMIENTO A TODAS ESTAS NORMAS, MÁS SI SE ENCUENTRAN EN EL PLIEGO DE CONDICIONES DE LA LICITACIÓN

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